
Como fiera enjaulada
mi asiento dejo—empujo la entornada
puerta, vuelvo a mi libro,
los anchos ojos en sus letras clavo,
como cuerdas heridas, tiemblo y vibro,—
y ruge, y muerde el alma atormentada,
como en cuerpo de mármol encerrada.—
----------------José Martí
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