28 abril, 2011

Y la muerte no tendrá poder

Y la muerte no tendrá poder.
Los hombres muertos y desnudos serán uno
con el hombre en el viento y la luna del oeste;
cuando sus huesos queden limpios y limpios
desaparezcan,
relumbrarán con estrellas en el codo y en los pies;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos
aunque se hundan en el mar resurgirán una vez más
aunque se pierdan los amantes el amor perdurará.
Y la muerte no tendrá poder.

Y la muerte no tendrá poder.
Aunque rueden perdidos por los siglos
bajo las envolturas del mar, no morirán en vano:
retorcidos en el potro de tormento donde saltan los
tendones,
amarrados a la rueda del dolor no se romperán.
La fe en sus manos podrá quebrarse en dos
y tal vez como unicornio los atraviese el mal
pero igual que los troncos astillados, no se partirán.
Y la muerte no tendrá poder.

Y la muerte no tendrá poder.
Tal vez no lloren nunca en sus oídos las gaviotas
ni rompan en la costa las olas turbulentas,
quizá donde se abrió una flor jamás otra flor
levante la cabeza bajo el toque de la lluvia;
pero aún locos y muertos como clavos
seguirán martillando a través de las margaritas.
Florecerán en el sol hasta que el sol se funda.
Y la muerte no tendrá poder.

---------------------------Dylan Thomas

22 abril, 2011

Intolerancia (Se cayó la luna)

Se cayó la luna
y con mi premura acostumbrada
en vez de contemplarla así, de cerquita
la hice bolsa de un piedrazo.

Minga de seducción en mi vereda.
Se acabó por fin la puta noche iluminada.
Que se animen ahora los compadres de Balvanera
a bailar el tango en esa esquina.
Que vengan los perros
con cara de pichones afiebrados
a ladrale a la nada.
Que vengan ahora los poetas
a inmortalizar mi barrio.
Que se animen los viajeros
a cantarle al desamparo.
¡Cuántos desamparos!
¡Cuántas caras espantadas!
¡Cuánto más tendrán ahora por llorar
las minas enamoradas!

Diría mi vieja:
"...siempre fuiste un intolerante
Si bastaba nomás
con subirte a un banquito
y volver a colgarla"

--------------------------- Luis Longhi

19 abril, 2011

De pronto entró la Libertad

De pronto entró la Libertad.
Estábamos todos dormidos,
algunos bajo los árboles,
otros sobre los ríos,
algunos más entre el cemento,
otros más bajo la tierra.
De pronto entró la Libertad
con una antorcha en la mano.
Estábamos todos despiertos,
algunos con picos y palas,
otros con una pantalla verde,
algunos más entre libros,
otros más arrastrándose, solos.
De pronto entró la Libertad
con una espada en la mano.
Estábamos todos dormidos,
estábamos todos despiertos
y andaban el amor y el odio
más allá de las calaveras.
De pronto entró la Libertad,
no traía nada en la mano.
La Libertad cerró el puño.
¡Ay! Entonces...

--------------------------Raúl González Tuñón